Un fenómeno de la PES muy debatido es el de experiencia extracorporal, también conocido con el acrónimo inglés OBE (Out of Body Experience), o sea el desdoblamiento del así llamado cuerpo astral del cuerpo físico. Se trata de experiencias reportadas a lo largo de más de 2000 años en varias partes del mundo.
La mayoría de las experiencias extracorporales espontáneas (ya que también parece haber experiencias inducidas) pasan a personas que se encuentran en un estado físico muy cercano a la muerte. Un caso bastante reciente es el de un niño italiano que en 2000, con tan solo 7 años de edad, vivió esta increíble experiencia. A Matteo Pio Colella, este el nombre del niño, le diagnosticaron una forma de meningitis fulminante que no dejaba la mínima esperanza de que se repusiera. No obstante, sin que los médicos supieran dar una explicación científica sino solo tomar acto, Matteo sobrevivió, sin acarrear ninguna consecuencia de la enfermedad. Al despertarse, él contó lo que había vivido durante su estado de inconsciencia. Además de ver a El Padre Pio (lo que pasó fue pronto considerado un milagro, que llevó dos años más tarde a la canonización del fray), sus palabras fueron “me vi de lejos, en esta cama, al lado de las máquinas”.
Similar es la historia de un neurocirujano de la Universidad de Harvard, el Dr. Eben Alexander que, a pesar de ser escéptico hacia fenómenos como estos, vivió un acontecimiento parecido. Su experiencia se remonta a 2008 cuando, clínicamente muerto después de una semana de coma profundo, se despertó y estuvo seguro de no haber tenido alucinaciones, sino de haber cumplido, según sus palabras, un “viaje al más allá”, donde observó “formas superiores de ser”. De aquí una actitud totalmente diferente a la anterior, que lo convenció de que “somos mucho más que un cerebro físico”.
Hay que volver unas décadas atrás , exactamente al año 1937, para encontrar el caso de Lord Auckland Geddes, que fue capaz de describir minuciosamente su proyección astral. Durante la agonía causada por un envenenamiento, él pudo ver todo lo que sucedía fuera de su cuerpo: ¡en la habitación, en la casa, por doquier dirigía su atención! Incluso los pensamientos del médico que le salvó la vida.
Al lado de experiencias de “casi muerte”, hay otras de personas que salieron y volvieron a su cuerpo en condiciones de salud normales. Pat, una joven mujer que en 1970 compartía un apartamento con una prima pianista en Canterbury (Inglaterra), contó como de repente, después de escuchar relajada a su prima tocando, se sintió flotar hasta el techo y se podía ver a sí misma en el sofá. Pero fue suficiente decidir volver atrás para que prontamente “entrara” en su cuerpo otra vez.
No todos viven esta experiencia de manera tranquila: si el estado de ánimo de Pat era al mismo tiempo de euforia y turbamiento, no cabe duda de que, en cambio, Robert Monroe estaba al principio terriblemente asustado por una experiencia parecida, que él vivió muchísimas veces a partir de 1958, sin poder evitar que se repitiese.
¿Al final, solo juegos de la mente o realidades inaferrables?
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