miércoles, 3 de julio de 2013

Los hechos de Turquía


"Es así, mi ruiseñor, entre tú y yo sólo hay una diferencia de grado: tú tienes alas y no puedes volar, yo tengo las manos y no puedo pensar.
Cuando termine, nos dirà un día la Naturaleza, una vez que acabéis de reír y llorar solo quedará la inmensa vida que no habla y no piensa".

Nazim Hikmet-Estambul,1933



Fue una sentada pacífica para defender un parque en el centro de Estambul. La represión de la policía lo transformó en una grande contestación contra el gobierno de Recep Tayyp Erdogan, acusado de ser autoritario y de islamizar el País.



“Querido primer ministro, nunca me ocupé de política y entonces ¿cómo decidì bajar a la plaza? No es cierto por dos árboles. Decidì pasar con los rebeldes después de haber visto cómo  atacaron en la madrugada a aquellos chicos que estaban protestando silenciosamente en sus carpas. Salì a la plaza porque no quiero que le ocurra lo mismo a mi hijo y quiero que él viva en un País democrático”.
Esta carta, enviada al primer ministro R.T. Erdogan ha sido redactada por unos de los manifestantes de plaza Tasksim y ha tenido una gran difusión en los social network de Turquía. El hecho es que su autor, Cem Batu, director creativo de un agencia publicitaria junto a sus compañeros de trabajo, cultos, modernos y jóvenes sufrieron ataques violentos por parte de  la policía. Golpes, gas lacrimógenos, agua a presión, encarcelamientos brutales fueron las constantes de esos días dirigidas hacia los manifestantes inermes.


Todo empezó con una sentada pacífica para defender uno de los últimos parques públicos (Gezi) de una ciudad muy grande (14 millones de habitantes). El gobierno decidió transformar el parque Gezi en una zona donde construir quizás un museo o un centro comercial. Esta decisión fue tomada deprisa y sin un adecuado debate público.
La gente, con un fuerte sentido comunitario, se ha dado cuenta que los políticos están lejos de la voz del pueblo. Algunas de estas personas indignadas han ocupado el parque. Al mismo tiempo han creado un hashtag (#occupygezi) para pedir apoyo y solidaridad.
La dureza y la violencia con la cual la policía está tratando  los ocupantes del parque Gezi ha cambiado todo, y la protesta ambientalista se ha convertido en una grande contestación contra la autoridad del gobierno.
Las imágenes de la policía armada que usaba hidrantes con agua a presión y gases lacrimógenos para dispersar jóvenes desarmados han provocado reacciones sin precedentes. Las protestas se han difundido en 60 ciudades, incluida la capital Ankara.




Tres son las motivaciones que según algunos periodistas (Elif Safak, the Guardian UK) han facilitado las protestas de grupos distintos de ciudadanos. Primero, la falta de un partido de oposición fuerte y moderno que pueda encargarse de expresar las expectativas del pueblo. Segundo, la disolución del principal partido de oposición que dejó demasiado poder al partido de Erdogan. Y además, algunas medidas recientes como la prohibición de la venta de alcohol y de besarse en la metropolitana han levantado el temor que el gobierno quería entrometerse en la vida privada de los ciudadanos. Tercero, aunque Erdogan ha contribuido a la democracia relegando el ejército a sus funciones puramente militares, no ha sido igualmente capaz de salvaguardar la libertad de prensa y de palabra.

Las contradicciones del último siglo se han manifestado de pronto en estos últimos años y han atropellado las certidumbres de Europa, Estados Unidos, norte de África y medio oriente, turbando la tranquilidad y el equilibrio de los países.  
También cabe decir que hay diferencias sustanciales entre la primavera árabe y las protestas turcas y que no se puede simplemente comparar la una a la otra. Turquía tiene una tradición muy fuerte de modernismo, laicidad, pluralismo y democracia y también tiene mecanismos internos para contrabalancear excesos de poder. Pero estas protestas son una señal muy poderosa para que los políticos se enteren de los problemas y de las expectativas del pueblo.  

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